Las amenazas que pueden afectar el cumplimiento ético del proceso de auditoría
se dividen en dos tipos: por relaciones y por circunstancias. Además, se pueden clasificar en cinco categorías distintas.
En el Decreto 302 del 2015
se establecen los principios generales y se reconocen las circunstancias que pueden representar amenazas para la ética en la auditoría. Por lo tanto, es esencial que los contadores estén al tanto de estas circunstancias para evitar problemas legales en el futuro.
Durante la auditoría, es responsabilidad del profesional identificar las amenazas y conocer el marco regulatorio para determinar el alcance de la auditoría y la responsabilidad del auditor en el informe final. Es crucial considerar las amenazas para garantizar la integridad del proceso.
Las amenazas pueden tener diversas causas, ya sea por relaciones o circunstancias. Las cinco categorías en las que se pueden clasificar son las siguientes:
- Amenaza de interés propio: cuando un interés particular, ya sea financiero u otro, influye de manera inapropiada en el juicio del auditor.
- Amenaza de autorrevisión: surge cuando la firma evalúa sus propios servicios, lo que puede afectar la imparcialidad del auditor.
- Amenaza de abogacía: se presenta cuando el auditor promueve los intereses del cliente en detrimento de su objetividad.
- Amenaza de familiaridad: ocurre cuando hay una relación estrecha con el cliente, lo que puede afectar la labor del auditor.
- Amenaza de intimidación: consiste en presiones reales o percibidas que buscan influir en el auditor y comprometer su objetividad.
Es fundamental que los auditores estén alerta a estas amenazas para garantizar la transparencia y la ética en su trabajo.